Entre nudos y lágrimas

Salada sensación de un dulce comienzo.
Tristeza enciclopédica de páginas blancas.
Montaña de suspiros.

Hasta que entendí que con nudos y lágrimas no se recupera lo perdido.
Sin saber que no se pierde lo que nunca se tuvo.

Contractura del alma en vano.

Lucho con tu angustia,
me recubro de fibras impermeables
para que no me toque.

Pisoteo tu llanto y se vuelve charco.
Floto y me envuelven mis sonrisas.

Quiero darte todo y no vaciarme.
Necesito quedarme conmigo.

Firmo un contrato con el equilibrio
mientras mi estabilidad empieza a crear un nudo en la espalda.

Obligo a la felicidad que se quede en mis páginas,
ahora grises, antes blancas.

Contractura del alma en vano,
antes lo dije,
hoy lo siento.

Sin saber que no se pierde lo que nunca se tuvo,
pero sí se tiene el recuerdo de aquello que se perdió.

Recuerdo que cambia de color con el paso del tiempo.
Tiempo que descontractura y trae nuevos miedos.
Miedos que se esfuman con tu mirada.
Mirada que necesito para escribir ese cuento.

Cuento que no sale, contractura del alma en vano.
Quiero quedarme conmigo.

Conclusiones de días intensos y asuntos pendientes

Intensidad como sensación de aguantar infinidad de vivencias en poco tiempo.
Atracón de secuencias inesperadas.
Cierre de ventanas que no se sabían abiertas.
Acelerado ritmo para dos pies.
Reencuentros no planeados.
Despedidas amargas.

Adictiva soledad que se escapa por las manos. Como dedos que se extienden hasta tocarte.
Sin importar donde estés. Sin saber si realmente estás.

Días torcidos narrando un hueco continuo que a veces se desgarra leyendo sobre vacíos ajenos.
Inmensidad gastada.
Letras incoherentes que cuentan absolutamente todo, sin saber a quien.
Resultado: nada en limpio.
Bendita convivencia con la soledad.
Atrapante seducción de querer algo y simplemente dejarlo pasar.

Media sonrisa se dibuja en mi rostro.
Esa que me sale cuando te miro.

Entonces solo te miro y sonrío.
Me escondo y escribo.
Te escribo y me alejo.